200. Casa de granito
Esta casa se acomoda sobre un solar en pendiente ubicado en los montes de San Lorenzo de El Escorial, tras una gran peña de piedra y a media ladera, entre el camino de Peguerinos y la calle de los Castaños. La vegetación del solar, con pinos en la parte baja y robles en su parte más alta, hace presente la condición típicamente serrana del lugar. La casa quisiera ser ejemplar en cuanto a la forma en la que se debería intervenir en este interesante entorno protegido.
En su pesada materialidad, de gruesos muros de granito, la construcción hace gala de su condición serrana conformando una poderosa atalaya de piedra que abre sus ojos al luminoso paisaje de las Machotas y el Monasterio de San Lorenzo.
Sobre la pronunciada pendiente del solar, la vivienda se organiza en tres plantas escalonadas: el nivel inferior, acoge el área de invitados; la planta intermedia, los dormitorios familiares; y la planta superior, con cuatro grandes balcones abiertos al paisaje, el espacio destinado a la zona de estar, comer y cocinar.
El volumen masivo de la construcción de piedra, con sus profundos huecos cuadrados, se contrapone con dos ligeras pérgolas metálicas que constituyen artefactos termodinámicos elementales. La primera pérgola, ubicada sobre una terraza abierta hacia el valle, dibuja en el aire una retícula abstracta, permitiendo con su trazado hacer presente la volumetría escalonada de la vivienda. La segunda, ubicada en el lado que vuelca hacia la montaña, construye el delicado umbral entre robles que da acceso a la vivienda a través de cuatro puertas correderas.
Toda la construcción se lleva a cabo con cantería de piedra de granito de la sierra de Madrid, reciclada de otras construcciones. Los huecos se enmarcan con grandes piezas de granito de extracción, con generosas carpinterías de roble nacional.
El solar se trata de forma natural, manteniendo los árboles existentes y cubriendo las superficies con vegetación y arbolado autóctonos. El tratamiento del terreno se basa en la restauración de un paisaje antropizado, para así aproximarlo a la naturaleza geológica y botánica propia de la sierra de Madrid.