086. Museo Helga de Alvear

Localización
Cáceres (Extremadura)
Arquitectos
Emilio Tuñón
Colaboradores
Carlos Brage, Andrés Regueiro, Ruben Arend, Rosa Bandeirinha, Inés García de Paredes, Julia Díaz Beca
Promotor / Propiedad / Cliente
Gobierno de Extremadura y Fundación Helga de Alvear
Estructura
Alfonso Gómez Gaite, Alfonso Redondo Gómez, GOGAITE INGENIEROS
Instalaciones
Carlos Úrculo, ÚRCULO INGENIEROS
Arquitecto técnico
Sancho Páramo Cerqueira
Empresa constructora
VIAS
Proyecto
2014
Inicio de obra
2015
Final de la obra
2020
Superficie construida
5.000m2
Fotografías
Luis Asín, Amores Pictures

El proyecto intenta escuchar el lugar, e imaginar una ciudad posible que, sin renunciar a nuestra época, sea capaz de preservar el modo en que la ciudad respira.

Se trata pues de encontrar el territorio común entre lo contemporáneo y aquello que permite a la ciudad reconocerse a sí misma; una figura, o mejor una estrategia, que contenga en sí misma ambas caras.

Una estrategia considerada en términos de oportunidades. Un conjunto de reglas dictadas por las preexistencias. Una reinterpretación de las mismas que hacen del proyecto, continente y contenido, un regalo para la ciudad.

El lugar conforma una frontera en la ciudad, tanto en relación con la historia, al borde de la edad media del casco antiguo, como en relación con la geografía, al encaramarse y conformar los quiebros de una vaguada. El edificio devuelve al solar el carácter de tierra de tránsito e intercambio que caracterizaron las zonas de extramuros, y lo vuelve permeable.

Desde la calle Pizarro, bajo la fachada preexistente y a través del todavía jardín trasero, el proyecto despliega un recorrido público que deviene un eslabón más en la cadena de plazas y callejuelas por la que se recorre el Cáceres antiguo, modo natural de salvar el desnivel que lleva a la parte nueva de la ciudad.

Del mismo modo en que el arte, antes privilegio de una élite, se torna accesible, el edificio también intenta en un trompe l´oeil urbano, si no eliminar, sí retorcer y diluir el único límite que casi siempre permanece, lo que es de unos pocos y lo que es de todos, articulando en el vacío, una arteria pública que atraviesa sin tocarla la esfera de lo privado.

El proyecto es fiel a la esencia de lo existente. El conjunto que se propone no difiere mucho de lo que el solar ahora es: una casa con un jardín. Permanecen las trazas contundentes, la volumetría rotunda casi intacta, distorsionado reflejo de la geometría ortogonal y pétrea de la 'Casa Grande'; si bien, su aparente hermetismo se disuelve en los recorridos exteriores accesibles. Una 'casa' también en cuanto a funciones, la que aloja el núcleo administrativo; pero también, una 'casa nueva', para el esparcimiento y el paseo amable, en la que se ubican los almacenes y las instalaciones que sirven al edificio.